Canarias, la más afectada por el recorte de Ryanair en su pulso con Aena

La compañía aérea Ryanair ha decidido reducir vuelos en Canarias como parte de su estrategia de presión contra Aena. Este recorte forma parte de una medida más amplia que implica una importante disminución de su capacidad en los aeropuertos regionales españoles. La decisión es una respuesta directa al anuncio de Aena de incrementar las tasas aeroportuarias en un 6,62% para el próximo año. El conjunto de las Islas Canarias emerge como el territorio más castigado por esta disputa, afrontando la eliminación de una de sus bases operativas y una merma del 10% en el total de plazas aéreas ofertadas.

El impacto del conflicto Ryanair-Aena en las islas

El mayor golpe para la conectividad aérea lo recibe el archipiélago canario. Ryanair ha confirmado que procederá a reducir vuelos en Canarias de manera significativa, con un recorte de 400.000 plazas para la temporada de invierno. La medida más drástica es el cierre completo de su base en el aeropuerto de Tenerife Norte. Además, las operaciones en los aeropuertos de Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria también se verán afectadas, lo que es especialmente relevante dado que la aerolínea es la primera, segunda y quinta operadora internacional en estos aeropuertos, respectivamente.

Una estrategia que va más allá del archipiélago

Si bien Canarias es la comunidad más afectada, el plan de ajuste de Ryanair es a nivel nacional. La compañía irlandesa tiene previsto reducir vuelos en toda España, con una caída total de capacidad del 16%. Como consecuencia directa de esta medida, la compañía aérea ha procedido a la supresión de treinta y seis rutas de conexión directa que enlazaban diversos aeropuertos regionales.

La estrategia de ajuste de la aerolínea implica el cese completo de sus operaciones en el aeropuerto de Santiago de Compostela. Además, se implementarán importantes recortes de capacidad en otros nodos clave: Zaragoza sufrirá una reducción del 45%, Santander del 38%, Asturias del 16% y Vitoria del 2%, afectando significativamente la conectividad regional.

Presidente de Ryanair en el aeropuerto de Tenerife Norte, base que la aerolínea cerrará por el conflicto con Aena

Postura institucional: ¿Alarma o medida de presión?

Frente a esta decisión, las reacciones institucionales en Canarias han intentado restar alarmismo. El vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Lope Afonso, afirmó que el impacto para la actividad turística «no parece grave», a pesar de que reconoció que perjudicará a la movilidad de los habitantes.

Desde Lanzarote, su presidente del Cabildo, Oswaldo Betancort, minimizó las consecuencias, calificando el impacto para la conectividad de la isla como «prácticamente insignificante». Betancort sí fue más lejos al considerar la jugada de Ryanair como «una medida de presión que la compañía mantiene históricamente con el Estado español».

El cruce de acusaciones entre Aena y Ryanair

El conflicto abierto ha derivado en un duro cruce de declaraciones. Desde la dirección de Aena, su presidente Mauricio Lucena ha respondido con contundencia al plan de Ryanair, tachando abiertamente sus movimientos como un acto de «chantaje». El mandatario también ha minimizado el alcance de estas decisiones, poniendo el foco en la solidez del conjunto de la red aeroportuaria española. Frente a las previsiones pesimistas, ha destacado que el sector espera, de hecho, un crecimiento del 2% en el número de viajeros para los próximos meses.

 Desde el bando contrario, Eddie Wilson, consejero delegado de Ryanair, insistió en el «compromiso» de la compañía con España, pero argumentó que no pueden justificar invertir en aeropuertos cuyas tasas consideran «excesivas y poco competitivas». La aerolínea busca con esta medida forzar una negociación sobre las tarifas.

Un pulso con el pasajero en el medio

El pulso entre la mayor aerolínea low-cost y el gestor aeroportuario español tendrá una consecuencia directa: una menor oferta de plazas y la desaparición de rutas. La medida de Ryanair de recortar sus operaciones en Canarias y el resto de España constituye una estrategia deliberada para ejercer presión en el marco de un conflicto prolongado con Aena.

Mientras las instituciones canarias minimizan el impacto turístico a corto plazo, el verdadero efecto se medirá en la conectividad de los residentes y en la posible subida de precios en las rutas competidas. El resultado de este forcejeo definirá la oferta de vuelos nacionales para la próxima temporada, dejando en evidencia la fragilidad de un modelo dependiente de las grandes aerolíneas low-cost.