La comunidad autónoma es la única representante española en la Cumbre Mundial de la ONU, donde presenta su programa ‘Tierra Firme’ como modelo de éxito
El Gobierno de Canarias ha elevado su voz en el foro global para reclamar un cambio de estrategia en la cooperación internacional. Durante su participación en la II Cumbre Mundial de Desarrollo Social de Naciones Unidas, celebrada en Doha (Catar), el ejecutivo canario ha defendido con firmeza que incrementar la financiación alimentaria en África es una pieza fundamental para desactivar los procesos migratorios forzados por la pobreza y el hambre.
Canarias se erigió como la única comunidad autónoma española presente en este encuentro de alto nivel, una posición que aprovechó para llevar un mensaje claro a la comunidad internacional. Octavio Caraballo, viceconsejero del Gabinete del Presidente, intervino en la primera sesión de la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, un evento paralelo a la cumbre.
Una visión centrada en la seguridad alimentaria
En un contexto mundial donde muchos países priorizan el gasto en seguridad y defensa tradicional, la delegación canaria propone una perspectiva diferente. Caraballo destacó la necesidad de impulsar “una visión centrada en la seguridad y la soberanía alimentaria”. Esta apuesta, argumentó, no es solo una cuestión humanitaria, sino también una estrategia efectiva para luchar contra los procesos migratorios desde el continente africano.
“La insularidad nos enseña que la soberanía alimentaria no es solo una cuestión de producción, sino de dignidad y estabilidad social: garantizar que cada persona tenga acceso a alimentos saludables, sostenibles y culturalmente apropiados”, explicó el viceconsejero. Para Canarias, fortalecer la financiación alimentaria en África es invertir en estabilidad y desarrollo, atacando una de las causas profundas de la migración irregular.

‘Tierra Firme’: un caso de éxito canario
La postura de Canarias no se limita a la teoría. A la cumbre viajó un ejemplo concreto de su compromiso: el programa ‘Tierra Firme’. Esta iniciativa, que ya se está implementando en varios países africanos, se presenta como un modelo viable a “explorar y financiar” a mayor escala. El programa conecta el conocimiento local con la formación y el desarrollo de habilidades, buscando crear economías resilientes en los lugares de origen de la migración.
La ubicación geográfica de Canarias, en una de las rutas migratorias más importantes del mundo, le confiere una comprensión única del fenómeno. Desde el archipiélago se observa cómo el hambre y la pobreza extrema son el motor principal que empuja a las personas a emprender viajes peligrosos en cayuco. Por ello, insisten en que es en los países de origen donde deben redoblarse los esfuerzos, no solo con ayuda alimentaria de emergencia, sino con programas estructurales que fortalezcan sus cadenas de producción de alimentos.
Compromiso internacional y próximos pasos
La Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza, lanzada en noviembre de 2024 durante la Cumbre del G20 en Río de Janeiro, reúne a cerca de 200 miembros, incluyendo más de 100 países, la Unión Africana y la Unión Europea. Para el Gobierno de Canarias, esta plataforma es una oportunidad crucial para impulsar la conciencia global y el compromiso político ante uno de los desafíos más urgentes de nuestro tiempo.
El viceconsejero Caraballo fue contundente al afirmar que esta debe ser “una prioridad en el compromiso de la comunidad internacional para favorecer los programas de lucha contra la pobreza y frenar los procesos migratorios forzados por el hambre”. La propuesta canaria sitúa una mayor financiación alimentaria en África en el centro del debate, argumentando que es una inversión en seguridad humana y prevención de crisis futuras.
La presencia de Canarias en Doha refuerza su papel como puente entre continentes y su determinación de promover soluciones prácticas. Programas locales como ‘Dinamiza Rural’ y ‘Crecer Juntos’, que conectan el campo con la restauración y el turismo responsable, sirven de inspiración para este enfoque que ahora se proyecta a nivel internacional. El archipiélago demuestra que la lucha contra el hambre es la estrategia más sólida para gestionar los flujos migratorios de forma humana y sostenible.